En la presentación de la asociación “Socialismo 21”, Manuel Monereo apostó por “superar la resignación y la apatía, y volver a los ideales”
Enric LlopisRebelión
Politólogo, abogado laboralista y militante del PCE e IU, Manuel Monereo es uno de los impulsores de la Asociación Socialismo 21, una asociación político-cultural presentada esta semana públicamente en Valencia, que pretende contribuir a la refundación de la izquierda “desde una perspectiva anticapitalista y con una voluntad socialista”. Durante la conferencia celebrada en Valencia, Monereo señaló “el punto central que debemos explicar: cómo el capitalismo fracasa mientras la izquierda se hunde”, en palabras de una viñeta de El Roto. “Todo ello en el contexto de una democracia oligárquica, en la que la soberanía está secuestrada por los mercados”.
A juicio de Monereo, “una minoría que no se presenta a las elecciones –el capital financiero- detenta un poder que ha arrebatado a los estados; además, hoy Europa significa la hegemonía de Alemania y el Banco Central Europeo, instancias a las que se ha transferido la soberanía popular”.
“La consecuencia de todo ello es una democracia sin tensión y sin conflicto, sin pasión por transformar la sociedad, que se reduce a elegir entre qué facción de las clases dominantes va a someternos”, ha añadido el politólogo andaluz.
En todo ello desempeñan un papel central los denominados “mercados”, que el militante comunista explica del siguiente modo: “Tratan de aplicar un ajuste duro, porque dicen que España se ha endeudado. Sin embargo, no se trata de deuda pública sino fundamentalmente privada, la contraída por los bancos españoles con la banca alemana y francesa. A que las clases populares paguen, por tanto, las deudas de Botín y Francisco González, es a lo que se llama los mercados”.
Además, “la democracia se ha convertido hoy en una mera anécdota; de hecho, la política la hace gente que no se presenta a las elecciones, controla los medios de comunicación y financia a los partidos; por tanto, el poder económico domina al político, que funciona de acuerdo con las directrices del primero. Esto también son los mercados”.
Ante esta situación, ha añadido Monereo es urgente “recuperar la lucha de clases; las élites la practican todos los días; los únicos que no creen en ella son los trabajadores”. Para ello, hay que tener claros tres principios: “Saber en qué mundo vivimos y que la crisis durará al menos entre 13 y 15 años; volver a los ideales, algo que nos sirve para criticar lo existente y proponer alternativas; y, por último, superar la resignación y la apatía; para ello, hemos de recordar constantemente nuestras conquistas y a nuestros muertos”.
De hecho, “la democracia es un fenómeno de hace dos días, producto de una lucha cruenta desarrollada por el movimiento obrero y por la izquierda; por ejemplo, en Grecia no votaban las mujeres ni los esclavos; cuando empieza la Primera Guerra Mundial sólo había sufragio universal en tres países y, hasta 1971, las mujeres no tuvieron derecho al voto en Suiza. Hay que recordar, así pues, que la historia de la democracia es la de la lucha de los hombres y mujeres que pretendían construir una sociedad distinta y el socialismo”.
Este proceso de luchas históricas nada tiene que ver, como quieren Jiménez Losantos y otros opinadores de parecido pelaje, con el liberalismo. “Los liberales nunca fueron demócratas; al contrario, casi siempre defendieron posiciones antidemocráticas, es decir, censitarias. Podían participar en política sólo aquéllos que tenían medios y dinero”, explica Monereo.
El contexto en el que nos situamos hoy es el de una “gigantesca derrota de la izquierda”, ha afirmado Manuel Monereo. Entre la década de los 70 y los 90 han caído los grandes frenos a la expansión capitalista: la izquierda y la clase obrera; los Movimientos de Liberación Nacional (por ejemplo, la guerra del Vietnam) y la URSS y el campo socialista. Es el proceso conocido como “Neoliberalismo”, en el cual se ubica el presente que vivimos, caracterizado por la restauración de la hegemonía del capital frente al trabajo.
Puestos a buscar ejemplos de qué hacer, Manuel Monereo se fija en América Latina. “Lo que allí está ocurriendo es la lucha popular por revertir el neoliberalismo, que comienza a implantarse en 1973 a raíz del golpe militar que derrota a Allende; El mensaje que se nos transmite desde América Latina es que cuando el pueblo se organiza y lucha puede conquistar derechos políticos y sociales”
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
A juicio de Monereo, “una minoría que no se presenta a las elecciones –el capital financiero- detenta un poder que ha arrebatado a los estados; además, hoy Europa significa la hegemonía de Alemania y el Banco Central Europeo, instancias a las que se ha transferido la soberanía popular”.
“La consecuencia de todo ello es una democracia sin tensión y sin conflicto, sin pasión por transformar la sociedad, que se reduce a elegir entre qué facción de las clases dominantes va a someternos”, ha añadido el politólogo andaluz.
En todo ello desempeñan un papel central los denominados “mercados”, que el militante comunista explica del siguiente modo: “Tratan de aplicar un ajuste duro, porque dicen que España se ha endeudado. Sin embargo, no se trata de deuda pública sino fundamentalmente privada, la contraída por los bancos españoles con la banca alemana y francesa. A que las clases populares paguen, por tanto, las deudas de Botín y Francisco González, es a lo que se llama los mercados”.
Además, “la democracia se ha convertido hoy en una mera anécdota; de hecho, la política la hace gente que no se presenta a las elecciones, controla los medios de comunicación y financia a los partidos; por tanto, el poder económico domina al político, que funciona de acuerdo con las directrices del primero. Esto también son los mercados”.
Ante esta situación, ha añadido Monereo es urgente “recuperar la lucha de clases; las élites la practican todos los días; los únicos que no creen en ella son los trabajadores”. Para ello, hay que tener claros tres principios: “Saber en qué mundo vivimos y que la crisis durará al menos entre 13 y 15 años; volver a los ideales, algo que nos sirve para criticar lo existente y proponer alternativas; y, por último, superar la resignación y la apatía; para ello, hemos de recordar constantemente nuestras conquistas y a nuestros muertos”.
De hecho, “la democracia es un fenómeno de hace dos días, producto de una lucha cruenta desarrollada por el movimiento obrero y por la izquierda; por ejemplo, en Grecia no votaban las mujeres ni los esclavos; cuando empieza la Primera Guerra Mundial sólo había sufragio universal en tres países y, hasta 1971, las mujeres no tuvieron derecho al voto en Suiza. Hay que recordar, así pues, que la historia de la democracia es la de la lucha de los hombres y mujeres que pretendían construir una sociedad distinta y el socialismo”.
Este proceso de luchas históricas nada tiene que ver, como quieren Jiménez Losantos y otros opinadores de parecido pelaje, con el liberalismo. “Los liberales nunca fueron demócratas; al contrario, casi siempre defendieron posiciones antidemocráticas, es decir, censitarias. Podían participar en política sólo aquéllos que tenían medios y dinero”, explica Monereo.
El contexto en el que nos situamos hoy es el de una “gigantesca derrota de la izquierda”, ha afirmado Manuel Monereo. Entre la década de los 70 y los 90 han caído los grandes frenos a la expansión capitalista: la izquierda y la clase obrera; los Movimientos de Liberación Nacional (por ejemplo, la guerra del Vietnam) y la URSS y el campo socialista. Es el proceso conocido como “Neoliberalismo”, en el cual se ubica el presente que vivimos, caracterizado por la restauración de la hegemonía del capital frente al trabajo.
Puestos a buscar ejemplos de qué hacer, Manuel Monereo se fija en América Latina. “Lo que allí está ocurriendo es la lucha popular por revertir el neoliberalismo, que comienza a implantarse en 1973 a raíz del golpe militar que derrota a Allende; El mensaje que se nos transmite desde América Latina es que cuando el pueblo se organiza y lucha puede conquistar derechos políticos y sociales”
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.