Porque los dioses perciben el
futuro, los hombres el presente , y los
sabios lo que se avecina.
Filóstrato, citado por Cavafis
Se nos murió Paco en la tarde de ayer.
Morir en Agosto debería estar prohibido; es tiempo para
el descanso, para las buenas lecturas, para estar con las personas que se
quieren y para dejarse seducir por los sentidos. Los dioses, siempre injustos
con los mejores de los suyos, decidieron dejarnos sin Paco y le hicieron cruzar
la Frontera:¡buen viaje, amigo, hermano!
Sin él nuestras vidas serán más difíciles. Sus
enfermedades, sus múltiples desgracias últimas (la muerte de Neus, de su madre)
fueron minando su salud y agotando un cuerpo demasiado golpeado y dolorido.
Paco deja muchas lecciones de vida. Firme compromiso
político-moral con las clases subalternas; lucidez analítica y sabiduría de
castellano viejo y, sobre todo, autocontención que se fue convirtiendo con los
años en una ética de “realismo discreto”: sabia callar, decía lo
necesario y, siempre, siempre, denunció a los poderosos. El tono fue algo muy
característico de su estilo intelectual: dicción mesurada, serena y cortes al
servicio de un discurso siempre bien organizado y con sólidos fundamentos.
Sabía mucho más que lo que decía y aún escribía. Muchas
veces te miraba y apretaba los labios, con un gesto suyo muy característico, para
decirnos que no había que seguir por ahí y que el asunto no daba para más. Me
gustaría pensar que existirán manuscritos donde lo sabido y no dicho quedase
como reflexión de futuro. En los últimos tiempos lo leí en esa clave y casi
siempre aparecían destellos cuando hablaba de los rusos (Platónov; Zinoviev),
cuando hablaba de Gramsci o cuando se metía, con mano firme y segura, en los
temas del choque entre culturas o, ya al final, en eso que él llamó pérdida cultural como el estado de
ánimo de la época.
Lo escrito fue tan significativo y tan hondo que lo
convertirán en un clásico de la filosofía de la emancipación de nuestro país y
en nuestro idioma. Paco empleaba un
excelente castellano.
A sus compañeros nos siguió en todas las aventuras con
mayor o menor entusiasmo (su escepticismo creció con loas años), siempre
solidario y siempre amigo. La última, la de Socialismo XXI.
Un dato significativo. Cuando asistía como orador en
mesas redondas donde, como casi siempre, faltaban mujeres él nos recriminaba de
aquella manera suya diciendo que le llamásemos Paca, si Paca Fernández Buey.
Como epitafio a la vida de Paco bien le podría servir
estas estrofas de Cavafis, uno de sus poetas favoritos:
Manolo Monereo
Madrid, 26 de agosto de