Para
Silvia Medina,
con el corazón partido
Siempre hemos estado ahí y queremos ser protagonistas y
actores principales en la tarea colectiva de construir un Nuevo Proyecto de
País. Así se podría definir el último Consejo Federal de Izquierda Unida. Cayo
Lara ha cumplido con lo que esperábamos de él, político limpio y al servicio
del proyecto histórico que la IU de Julio Anguita ha defendido desde hace tres
décadas: reconocer la nueva situación del país y dar paso a una nueva
generación que ya es hoy mayoritaria en la organización. Alberto Garzón es la
cara, los ojos y la inteligencia de un proyecto colectivo que, como pronto se
verá, es hegemónico en Izquierda Unida.
IU no es ni la izquierda de Podemos ni parte del bloque anti
Pablo Iglesias que los poderes están organizando en nuestro país. Julio
Anguita, con su lucidez acostumbrada, ha venido insistiendo mucho sobre una
idea: Podemos ha abierto una grieta y nosotros queremos convertirla en una
fractura del régimen borbónico en proceso de restauración. Queremos ser
alternativa, no alternancia y queremos converger con todos aquellos que quieren
ir a un proceso constituyente que, a nuestro juicio, debe de ser una revolución
democrática que haga a nuestro pueblo protagonista de su destino.
IU es necesaria. Se puede decir que ahora más necesaria que
nunca, más allá de las encuestas y de los más o menos previsibles malos
resultados electorales. Lo decimos con humildad pero con mucho coraje moral:
sin IU, sin sus hombres y mujeres, sin sus cuadros y su organización no habrá
cambio verdadero en España. Eso lo sabe Pablo Iglesias y lo sabe Alberto
Garzón.
Somos, entre otras muchas cosas, una memoria colectiva.
Nuestra patria tiene una segunda oportunidad: poner fin a un régimen
oligárquico, autoritario y profundamente antinacional que nos ha gobernado
secularmente. La crítica a la transición tiene que ver con esto. El PSOE fue
siempre la restauración de ese régimen. Nunca lucho en serio por un cambio real
en el país Nosotros queremos construir un bloque democrático y popular capaz de
cambiar la política desde la raíz, democratizar el poder económico y asegurar
la independencia de nuestra patria. SEGUIR LEYENDO ---->
No será fácil. Hay muchas maneras de ver las relaciones
entre Podemos e Izquierda Unida. Las palabras que vienen a la mente son muy
conocidas: prepotencia, sectarismo, partidismo estrecho y, diríamos, querencia
de aparato. La mayoría de nosotros venimos de otra tradición: la de Pí y Margall,
la de Costa, la de Pablo Iglesias, la de Jaime Vera, la de Azaña, la de Juan
Negrín, la de Pepe Díaz, la de Dolores Ibarruri. Es la “otra España”, la
vencida y nunca derrotada, la que emerge cada mañana y la que el 15M reivindica
sin saberlo. Las luchas del pasado no se olvidan, están ahí y emergen en cada
momento donde la historia pasa de la normalidad a la excepción. La excepción
siempre confirma la regla. Los oligarcas a lo suyo, a la explotación, a la
miseria, a vender nuestra patria al extranjero y a convertir a nuestro país en
una base militar contra los pueblos que luchan por su liberación nacional y
social.
Nosotros a lo nuestro, a lo de siempre: unidad lo más amplia
posible, lucha social y alternativa política. Está en nuestra memoria y en
nuestra práctica colectiva. Queremos construir un nuevo país que garantice
trabajo y dignidad para las nuevas generaciones; que recupere la política como
autogobierno de hombres y mujeres libres e iguales y que haga de la defensa de
las mayorías sociales el objetivo de la res-pública.
IU, con todo su enorme patrimonio moral e intelectual, con
toda su fuerza organizada y con su experiencia política va a luchar para que no
nos roben, una vez más, el cambio. Lo vamos a hacer como siempre lo hemos
hecho, a la luz de nuestra gente, desde nuestro trabajo cotidiano y desde un
proyecto autónomo que pretende representar un punto de vista de clase enraizado
en el movimiento obrero y en la defensa de los intereses generales de nuestro
pueblo.
No tenemos miedo, nunca lo hemos tenido. Ni nos sentimos
inseguros. Vamos a luchar sin sectarismos y defendiendo la unidad del
movimiento obrero y popular. En eso nadie nos puede dar lecciones. Tenemos
principios que han guiado nuestra vida:
la defensa de nuestro pueblo y la lucha por unas libertades que queremos hacer
reales. Algunos pueden pensar que el sacrificio colectivo de la tradición que
representamos no mereció la pena. Se equivocan y se han equivocado siempre: más
temprano que tarde, tendrán su reconocimiento, nuestros asesinados en las
cunetas, nuestros miles y miles de torturados y represaliados, nuestra mujeres
que, sin saber lo que era el feminismo, tuvieron que soportar el peso de
hogares sin padre y sostener la vida.
Y más allá, los hombres y mujeres que venimos de la tradición
comunista de éste país, que siempre supimos que los partidos son un instrumento
y que el partido de verdad es el partido “orgánico”, es decir, aquí y ahora, la
fuerza que construirá un poder constituyente que nos traiga la República y la
revolución democrática. El Partido “orgánico” va más allá de nosotros, de las
fuerzas hoy organizadas y necesita que se incorporen a la política miles de
hombres y mujeres que hoy solo ejercen el derecho a votar. Necesitamos fuerza
organizada, cuadros, proyecto, alianzas con los intelectuales críticos y
protagonizar la pasión colectiva que está naciendo.
Lo que dice IU es que vamos a luchar, que vamos a
seguir uniendo y queremos vencer. Se
pone fin al repliegue interno y a la defensa pasiva. Queremos ser actores principales
y determinantes del cambio para que no sea un cambiazo, para que la fisura se
convierta en una fractura, para que ganen los que siempre han perdido y para
hacer protagonistas a la gente común y
corriente.
Como sabéis, a esto
se ha llamado siempre en España, República.