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"Pancarta en una Acampada. Mayo-Junio 2011". |
Los resultados electorales son tan claros y rotundos que lo evidente puede ocultar lo que esta pasando en una sociedad cada vez más traumatizada, donde la inseguridad y el miedo al futuro se convierte en un dato decisivo de la vida pública. Lo fundamental, a mi juicio, es la idea de fin de ciclo (económico, social, político) que expresa la conexión profunda entre los dos hechos sociales que han protagonizado nuestro presente más cercano: a) la dinámica político-electoral, con la crisis del zapaterismo y el ascenso de la derecha en su centro; b) la movilización social y la acción colectiva que ha, literalmente, echado a las gentes a las plazas y a las calles criticando con mucha convicción la política (y a los políticos) existente y proponiendo una democracia real ya para todos y todas.

Que el movimiento emergiera en precampaña y campaña electoral dice mucho de esta conexión profunda y da luz sobre las características del mismo: reformar la política, denunciar el insoportable predominio de los "poderes salvajes" del capital y la práctica de la autoorganización, la democracia participativa como instrumento e identidad. Mucho para tampoco tiempo. Una cosa más; lo espontáneo se define, en este caso, como lo opuesto a lo dirigido: nada ha sido más moral e intelectualmente preparado que este movimiento, simplemente que las practicas organizativas y los imaginarios movilizados van más allá de lo políticamente normalizado y que el factor tiempo-espacio construido han jugado en favor de un sector social que vivía algo más que indignado.
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