Rebelion
Leyendo el último libro de Rafael Poch (“La quinta Alemania”, escrito junto con Ángel Ferrero y Carmela Negrete) las cosas se entienden mejor y podemos verlas con perspectiva. El dato central: la reunificación alemana, en el contexto de la disolución del Pacto de Varsovia y de la desintegración de la URRS, cambió la naturaleza de la Unión Europea. Al principio, no se notó demasiado: había que pagar la enorme factura de la anexión de la RDA y hacerlo en condiciones que no pusieran en peligro lo delicados equilibrios de poder en una Europa y un mundo que cambiaba aceleradamente. Lo que vino después es conocido: la Agenda 2010 del gobierno socialdemócrata-verde (lo de rojo-verde me parece excesivo) presidido por Schröder.
Leyendo el último libro de Rafael Poch (“La quinta Alemania”, escrito junto con Ángel Ferrero y Carmela Negrete) las cosas se entienden mejor y podemos verlas con perspectiva. El dato central: la reunificación alemana, en el contexto de la disolución del Pacto de Varsovia y de la desintegración de la URRS, cambió la naturaleza de la Unión Europea. Al principio, no se notó demasiado: había que pagar la enorme factura de la anexión de la RDA y hacerlo en condiciones que no pusieran en peligro lo delicados equilibrios de poder en una Europa y un mundo que cambiaba aceleradamente. Lo que vino después es conocido: la Agenda 2010 del gobierno socialdemócrata-verde (lo de rojo-verde me parece excesivo) presidido por Schröder.
Los autores lo analizan detalladamente: un gobierno
teóricamente de izquierdas realiza un sistemático desmontaje del Estado social
alemán con el objetivo explícito de devaluar los salarios y debilitar el poder
de los sindicatos. Una vez más, haciendo lo que la derecha no se atrevería a realizar y practicando eso que los medios
suelen denominar el “coraje reformista” de los políticos que responsablemente
gobiernan más allá de las ideologías de derecha e izquierda. Estos son los
famosos “deberes” que ya hicieron los alemanes y que ahora nos toca realizar a
nosotros, los holgazanes del sur de la UE. Se suele olvidar que el ajuste en
estos países ha sido mucho más duro y en menos tiempo y, lo fundamental, que
las respectivas bases de partida eran muy diferentes, es decir, que los
derechos sociales eran mucho más significativos en el centro que en la
periferia.