sábado, 18 de abril de 2015

PODEMOS e IU. No hay alternativa a la unidad


Tania Sánchez y Mauricio Valiente, el pasado 29 de enero, 
durante la rueda de prensa en la que Podemos y Ganemos
 anunciaron el acuerdo para ir unidos a la municipales bajo la fórmula de un 
partido instrumental. / Emilio Naranjo (Efe)















A los que luchan por la Unidad
Popular: los perdedores de hoy
son los portadores del futuro

En una reciente reunión de la presidencia de Izquierda Unida, Cayo Lara, con el tono que ya es habitual en él, me interpeló sobre mi (supuesta) propuesta de “partido orgánico” y la necesidad de llevarla a la próxima asamblea de IU. De pronto comprendí que el problema era que el coordinador no había entendido el concepto y que polemizaba conmigo sobre un supuesto falso. Para decirlo claramente desde el principio, someter a votación en un congreso el “partido orgánico” es como decidir el concepto de clases sociales, Estado capitalista o la concepción de la hegemonía político-cultural.

De la “caja de herramientas” analíticas de procedencia gramsciana, el término “partido orgánico” hay que diferenciarlo del partido-institución. Se puede decir que para el destacado comunista sardo cada clase social básica tiene un solo partido fundamental que le es propio, lo que no impide que existan diversos partidos-institución ligados a él. Hoy, el “partido orgánico” emancipatorio sería el conjunto de fuerzas sociales, políticas y culturales que están por el proceso de transformación social. Para poner un ejemplo, en Madrid serían parte del “partido orgánico” Manuela Carmena o Mauricio Valiente; Luis García Montero o José Manuel López, pasando por Tania Sánchez o Agustín Moreno. Sin entrar en demasiados detalles, estos serían las puntas del iceberg del “partido orgánico” de la Comunidad de Madrid.

Un concepto así configurado tiene mucha importancia estratégica y normativa. Nos dice, en primer lugar, que la clave de la política emancipatoria siempre está en este bloque sociopolítico y cultural, en su desarrollo, en su unidad y cohesión política e ideológica. En segundo lugar, que los partidos-institución pueden ser o no funcionales a dicho “partido orgánico”, es decir, pueden favorecer su coherencia y vertebración o pueden contribuir a su división y a su ruptura interna. En tercer lugar, que la estrategia democrático-popular debe propiciar la organicidad, es decir, la correspondencia entre el “partido orgánico” y los partidos-institución transformadores.

No es fácil defender la convergencia y la unidad de las distintas fuerzas transformadoras y de izquierda en plena campaña electoral y cuando hay una competencia muy fuerte entre ellas. El “partido orgánico” ha cambiado mucho en este último periodo, en su composición y hegemonías internas, en su capacidad de organización y de movilización, en su pluralidad interna y en sus consciencia. Podemos refleja las insuficiencias de las viejas izquierdas y expresa un proceso contradictorio, heterogéneo y conflictual de organización de un nuevo sujeto político. El “espíritu de escisión” es muy fuerte y la búsqueda de diferenciación es casi inevitable.

Izquierda Unida vive una situación especialmente dura. No es fácil atravesar tantos desiertos y no encontrar el oasis de un buen resultado electoral. La crítica es siempre más fácil que la autocrítica cuando caen chuzos de punta y la organización corre el riesgo de sumirse en la irrelevancia. Se ha pasado de la esperanza de una subida electoral que forzara un acuerdo de gobierno con el PSOE, a luchar con uñas y dientes por un espacio político menguante. Como se verá, las condiciones están dadas para un durísimo antagonismo entre estructuras partidarias, quedando muy atrás las aspiraciones, los deseos y las demandas de un “partido orgánico” que sabe que la unidad no tiene alternativa. Se podría decir que son momentos propicios para los sectarios de todos lados, para el cierre de filas y la búsqueda del enemigo interno.

Sorprende, sin embargo (las elecciones andaluzas y las encuestas así lo dicen), que no seamos capaces de entender que las diversas izquierdas y Podemos somos insuficientes para los objetivos que individual y colectivamente nos proponemos. Este punto no puede ser eludido. La cuestión de fondo sigue siendo restauración o ruptura democrática, continuidad o cambio, en momentos de crisis del régimen y de transición (muy avanzada ya) hacia una democracia limitada y oligárquica.

La asimetría de fuerzas es espectacularmente favorable a los poderes dominantes. Cada acción de los de abajo implica una reacción de los de arriba que puede ser igual o, como sabemos ya, superior. Los que mandan y no se presentan a las elecciones siempre tienen el poder suficiente para construir alternativas. Sabemos que han reaccionado con prontitud y determinación: el surgimiento y el desarrollo de Ciudadanos como fuerza estatal y el ataque sistemático contra Podemos dice con mucha claridad que estamos ante una guerra de verdad y que los de arriba van a oponerse con toda su energía a cualquier intento de cambiar la actual correlación político-institucional de fuerzas.

Estas elecciones podían haber sido una oportunidad para avanzar en un proceso de unidad popular y de convergencia social y política de las fuerzas que están por la construcción de la alternativa al bipartidismo neoliberal dominante. Al final, creo, que no será así. Los llamamientos a candidaturas unitarias, a la unidad por abajo y demás consignas de la izquierda no consiguen eludir lo fundamental: la unidad por abajo es mucho más difícil de conseguir que la unidad por arriba. Es tremendo, pero es así. Cuando las cosas llegan abajo, en nuestras específicas condiciones, aparecen todos los demonios de la izquierda, sectarismos, oportunismos, desprecio, en definitiva, a las gentes “comunes y corrientes”. La “casta” está metida en nuestros huesos y falta grandeza y sobra mediocridad y pusilanimidad.

Hay que continuar. En centenares de lugares de nuestra patria se han hecho intentos de construir unidad popular. El resultado ha sido desigual, pero esperanzador. La unidad popular es la “prueba del nueve” de la coherencia programática y política de la izquierda. Vivimos una situación contradictoria: la izquierda reformista no lo es y el programa común puede ser el de una inmensa mayoría de nuestra sociedad. Podemos llegar al gobierno. ¿Qué haremos desde él si desde arriba y desde abajo no hay un pueblo organizado y con sentido de la historia? Es un viejo asunto, transformismo o transformación social.


Muchos y muchas pensarán que somos idealistas, gentes con buenas intenciones pero sin posibilidades reales de cambiar esta sociedad. Los “listos”, los realistas, los que todo lo saben, los que están en posesión de la verdad de siempre, dicen que no hay más cera que la que arde y que todos los demás somos ilusos, incompetentes soñadores de un futuro mejor. Olvidan una cosa, no pequeña, que nos enseñó el viejo Marx: la realidad es contradictoria y expresa tendencias reales hacia lo peor y hacia lo mejor, hacia la involución o el progreso social. Nada hay menos realista que aquellos que aceptan esta realidad como la única realidad.

viernes, 27 de marzo de 2015

Después de las elecciones andaluzas: la restauración ya comenzó


Hay que insistir una y otra vez en que la clave siempre está, y en estos momentos históricos mucho más, en saber cómo mandan los que no se presentan a las elecciones. La cuestión básica, a mi juicio, es saber “leer e interpretar la fase”: lucha denodada, sistemática y sin cuartel entre pasado y futuro, continuidad y cambio, restauración dinástica-oligárquica o ruptura democrático-plebeya. Todo lo demás, creo, debe leerse en el marco de este conflicto de clase y, sobre todo, de poder, incluidas las elecciones andaluzas.

La política es un arte y la estrategia, su instrumento principal. Susana Díaz, la Presidenta de la Junta de Andalucía, cuando convocó anticipadamente las elecciones andaluzas sabía lo que hacía: situar “a contrapié” a Podemos, destrozar al PP y quitarse de en medio a una díscola IUCA dirigida por Antonio Maillo, alguien que no era de los suyos. Todo el mundo estaba de acuerdo en esto y las elecciones le han dado la razón. Hasta aquí, todo normal, todo previsible. Hay que ir más allá.

¿Qué es lo específico y qué es lo general de las elecciones andaluzas? Deberíamos centrarnos en esto. La jefa de Andalucía es “orgánica del poder”, es decir, tiene conciencia de Estado: hay que defender al régimen y oponerse con todas las fuerzas a la ruptura democrática. El instrumento debe ser el PSOE y ella, la dirigente, la que decide. Es su misión histórica, defender a la clase política, al bipartidismo y, sobre todo y más, a los grupos del poder, a los que mandan y no se presentan a las elecciones. Ella lo sabe bien, mejor que nadie; es aparato, “purito” aparato. El rey es la clave porque asegura la estabilidad del poder y que todo siga como debe ser, igual, es decir, que los Botín sigan mandando.

El verdadero partido del régimen es el PSOE, Felipe González se lo enseñó. El PP es demasiado derecha, demasiado comprometida con las clases parasitarias y clasistas. El PSOE es “moderno” y abierto al mundo. Ellos saben hacerlo, es decir, encontrar el “centro de gravedad” donde se hace posible que las clases subalternas (los asalariados y asalariadas; los trabajadores y trabajadoras) acepten que los que mandan deben seguir mandando. No es fácil, pero ellos saben el secreto. Si les dejan, si confían en ellos, si los apoyan y los financian abundantemente, demostrarán que son capaces de defenderlos mejor que nadie, mejor que el PP de Rajoy. Esta es la batalla que Susana Díaz ha ganado en Andalucía. La duda es si Pedro Sánchez será capaz; pero si no lo es, ella siempre estará ahí asegurando la línea de defensa última y la gobernabilidad del sistema.

En Andalucía ellos son un régimen, es decir, la cristalización de una estructura de poder, un formidable dispositivo político, organizado, estructurado y legitimado por más de treinta años de ejercicio sistemático de dominio sobre la cosa pública. En unos años hemos visto cómo el PSOE pasa de ser un partido andaluz, el principal si se quiere, al Partido de Andalucía. La clave es una inmensa capacidad para neutralizar el conflicto social. Los ERE son eso, medios, instrumentos para desactivar la relación entre lucha social y política, conflicto y poder en Andalucía. La sociedad civil ha sido reorganizada desde las instituciones e integrada. Se practica un juego donde la discriminación y cooptación de las diversas y singulares oposiciones (sociales, culturales, políticas) son sabiamente dosificadas. SEGUIR LEYENDO ->

miércoles, 18 de marzo de 2015

La Grecia de Syriza: ¿podemos aplicar políticas sociales y democráticas en la zona euro

Una de las paradojas del presente es que, para ser realmente reformista, hacefalta ser revolucionario. Para decirlo de otra forma, el capitalismo financiarizado neoliberal tiene tal fuerza organizada que hace extremadamente difícil cualquier intento para reformarlo aunque sea moderadamente. Esto tiene, al menos, una doble consecuencia: permite ampliar enormemente el marco de alianzas para políticas nacional-populares pero (este pero tiene cierta importancia) haceextremadamente difícil aplicar desde el gobierno políticas que recuperen derechos sociales perdidos, fomenten y amplíen las políticas de bienestar y, sobre todo, construyan modelos productivos social y ecológicamente viables.
Esto se ha puesto de manifiesto con la llegada de Syriza al gobierno de Grecia. La discusión fuera y dentro del país heleno está siendo muy fuerte y, como suele ocurrir, controvertida. El acuerdo recientemente suscrito por las instituciones de la Unión Europea y el gobierno griego ha sido calificado de triunfo por Tsipras y criticado, con argumentos de peso, por una parte de la propia organización de la izquierda griega. El debate tiene aspectos técnicos relevantes y siempre se acaba en aquello de si el vaso está realmente medio lleno o medio vacío.  Leer mas -->

martes, 24 de febrero de 2015

Sobre el llamado debate del Estado de la Nación: de la retórica a los hechos

Esther Gómez:
nunca caminarás sola.
manolo monereo
Sobre el debate del estado de la Nación, habría que poner el acento en algunas grandes cuestiones: a) Rajoy no representa a la Nación y sus intereses; b) esta sociedad, este modelo de sociedad, es el modelo querido e impuesto por el PP; c) la ruptura del pacto social de la transición es el pacto fundante de un nuevo Régimen; d) Grecia como ejemplo.
Vayamos por partes.
Comencemos por Grecia. Basta leer los periódicos y escuchar a los tertulianos para comprender que los que mandan quieren que fracase la Grecia de Syriza. La consigna sería que Merkel le ajuste las cuentas a Tsipras. Las descalificaciones y las acusaciones de incompetencia van dirigidas a demostrar que solo cabe una política: la impuesta por los poderes económicos-financieros, legitimadas por las instituciones de la Unión. Si Grecia consiguiera sus razonables objetivos sería un mal ejemplo para los pueblos y dejaría en pésimo lugar a los gobiernos que han aceptado el austericidio ordenado por la Troika. Como podemos fácilmente entender, lo que está en juego es algo más que las negociaciones con Grecia: es este concreto y preciso modelo de integración europeo que es la Unión Europea y, específicamente, la relación entre un centro cada vez más poderoso y determinante, hegemonizado por Alemania, y un sur siempre más dependiente y subalterno. No hay que engañarse, si fracasa Syriza, el mensaje es claro: dentro de la Unión Europea no hay salvación y, consiguientemente, habría que plantearse el retorno a los Estados Nación como requisito previo para una estrategia nacional-popular.
En segundo lugar, Rajoy: ¿a qué Nación representa? El PP habla y habla de soberanía nacional, de soberanía popular para oponerse a las nacionalidades históricas y rechazar el derecho a la autodeterminación. Como la derecha catalana, la contradicción es solo aparente, el PP es partidario decidido de esta Europa y comparte plenamente las políticas que empobrecen a la ciudadanía y la expropia de derechos sociales, sindicales, laborales y políticos. Su patria, la de unos y la de otros, lo sabemos todos, está en el bolsillo y en las cuentas opacas de Suiza.

Rajoy es un “mandado”, un administrador (gerente) de los interés del capital financiero-inmobiliario, de la oligarquía, de la plutocracia. De nuevo podemos emplear Vichy como metáfora; nos referimos, claro está, al Régimen colaboracionista del mariscal Pétain: la Europa Alemana es el medio para conseguir lo que la derecha, las diversas y asociadas derechas, no podría haber obtenido en solitario sin pagar un altísimo coste. Antes, la amenaza eran las divisiones panzer; ahora, es el capitalismo financiero es sus diversas formas y modalidades. El objetivo es muy similar: doblegar a los pueblos, imponer una democracia limitada y oligárquica y poner fin a los derechos históricamente conquistados por el movimiento obrero organizado. Rajoy es algo más que un discípulo aventajado de Merkel, representa a una burguesía parasitaria y subalterna, a un bloque de poder, que está de acuerdo con el diseño que los grandes poderes centrales europeos han definido para nuestro país y que nos configura como una periferia económica dependiente y subdesarrollada y como un protectorado político sin libertad y autogobierno democrático. Seguir leyendo -->

viernes, 13 de febrero de 2015

Podemos e IU. Ahora a construir la Unidad Popular


Para Hugo Martínez Albarca, 
desde el orgánico partido


La salida de Tania Sánchez agrava la crisis de IU y debilita la posición de Alberto Garzón. Los hechos son tercos e invitan a tomarlos en cuenta o, al menos, partir de ellos. La discusión de cuántos y cuántas se van, las condenas y hasta insultos lo único que prueban es una infinita mala fe y no entender lo que pasa, los que nos pasa. Que Tania deje la IU-organización significa una derrota colectiva, un fracaso de un modo y estilo de hacer, digámoslo así, “dirección” y una demostración más de que los obstáculos para una renovación, refundación, fundación, de Izquierda Unida son extremadamente fuertes, tanto que ya no nos quedan objetivos para nombrar lo mismo, una y otra vez defendido con diversos nombres y, una y otra vez, aplazados cuando no ridículamente negados por los que habían sido elegidos para llevarlos a cabo. Lo que está en juego es si IU es (auto-) reformable más allá de las solemnes declaraciones.

Aquí y ahora, lo fundamental y prioritario es la política, dejarse de lenguajes que nada dicen y situar en el centro el debate político, estratégico y programático en torno a la ruptura democrática y al proceso constituyente. Las cosas están llegando ya a tales extremos que se empieza a dar la paradoja de gentes que abandonan IU para poder seguir defendiendo verazmente su proyecto histórico, aunque sea en otra formación política; para decirlo con más precisión, se puede estar iniciando ya un proceso, la “otra” refundación, de progresiva separación de IU-organización, de IU-proyecto. No es poca cosa. Se necesita, por lo tanto, volver a la política con mayúsculas, para encontrar en ella y desde ella los elementos que permitan crear futuro, ilusión y confianza en las propias fuerzas. Si no, nada será posible.

Las dos ideas básicas que deberían organizar nuestra ofensiva sería la Unidad Popular como estrategia y el “partido orgánico” como fundamento. Ambas cosas esta relacionas. ¿Qué significa la estrategia de Unidad Popular? Es sencillo: que para la transformación social no basta solo ganar unas elecciones, sabiendo que son extremamente importantes, sino que hace falta transformar el poder (en el Estado y más allá) y que para eso es necesario crear una fuerte y compacta Unidad Popular en la sociedad que compense, amortigüe, debilite, la desigualdad de poder existente (económico, político, cultural-mediático) entre las clases dominantes y las clases subalternas.
Si tomamos nota de la marcha de Podemos de las semanas pasadas, las encuesta de opinión y el clima social, se nota que emerge con fuerza un sujeto nacional-popular, democrático-plebeyo que se autoorganiza y busca ser protagonista del cambio político. Esto es lo decisivo: sin unos fuertes poderes sociales, que organicen a las y a los de abajo, que creen alianzas sociales y políticas, que fomenten nuevos patrones culturales, no será posible la transformación social en un sentido justiciero. Los jóvenes, hombres y mujeres, van a jugar un papel decisivo en estos procesos; de hecho ya lo están jugando. -->

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Felicidades desde el sur

"Luna de miel" canción de Mikis Theodorakis que, muchos recordaréis, interpretaba Gloria Laso.

Felicidades desde el sur, desde la patria común del Mediterráneo.

martes, 23 de diciembre de 2014

Reforma constitucional o proceso constituyente: el PSOE como verdadero partido del régimen.

 
(Foto: eldiario.es)
El PSOE ha sido el partido del régimen del 78 y su futuro está unido a él. Puede parecer exagerado pero si analizamos las cosas en el largo plazo y sin prejuicios, nos daremos cuenta de que los fundamentos y los consensos básicos del actual régimen los ha marcado el Partido Socialista. Esa es su grandeza y su debilidad. No es este el momento de hacer un análisis de los últimos 30 años de vida pública española, solo insistir en eso que Felipe González llamó cuestiones de Estado y que se fueron convirtiendo en la verdadera “Constitución material” por arriba y por debajo de la “Constitución formal” del 78.
En primer lugar, hoy se tiende a olvidar, el alineamiento sin fisuras con la Administración Norteamericana y con la OTAN. Los gobiernos del PSOE nunca han tenido dudas sobre estas cuestiones, sabiendo como sabían que una parte mayoritaria de la opinión pública española es pacifista y que la izquierda social y cultural defendió siempre el no alineamiento. Se dirá que Zapatero retiró las fuerzas de Irak; esto es verdad, pero se olvida, de un lado, que era una promesa firme y clara de Zapatero que tenía detrás las mayores manifestaciones públicas de la historia democrática de España y, de otro, que una de las últimas decisiones de Zapatero fue la ampliación de la base de Rota, desde un posicionamiento muy definido en favor de la estrategia político-militar norteamericana contra Rusia y China.
En segundo lugar, la Unión Europea. Las crisis hacen que todo parezca mucho más claro. Hoy sabemos que la UE era algo más que los fondos FEDER y su famoso “modelo social”. Para el PSOE, representando a los poderes económicos y a las élites políticas, la UE ha sido una auténtica “fuga” de los problemas estructurales de España y una apelación permanente a una benéfica Europa que nos iría resolviendo las dificultades que surgieran en el camino. Hoy sabemos que la UE es el problema y que detrás de tanta palabrería hueca lo que se esconde es un diseño neocolonial que nos hace cada vez más dependientes y subalternos de una Europa bajo hegemonía alemana.
Lo tercero tiene que ver con lo que podríamos llamar programa conjunto PSOE-PP. La Unión Europea sigue siendo en nuestro país el “debate imposible”. Tanto Izquierda Unida como Podemos parten de un supuesto irreal: que España es un Estado soberano. Y no lo es. Somos, dígase como se quiera, un protectorado de los “poderes fuertes” europeos. Tanto el Tratado de Lisboa como los otros tratados, que lo han profundizado y agravado, dejan un margen de maniobra muy pequeño para los gobiernos elegidos democráticamente en el sur de Europa. El verdadero programa de coalición PSOE-PP son justamente estos tratados, es decir, las “líneas rojas” que todos los gobiernos han de respetar. La “seguridad” que da Pedro Sánchez a los poderes fácticos es precisamente su aprobación y su respeto escrupuloso a los tratados europeos que obligan, más allá de la retórica, a aceptar el modelo neoliberal.

martes, 2 de diciembre de 2014

Para que IU tenga futuro, las lecciones de las primarias de Madrid


Los problemas político-electorales de IU siempre han sido un problema de IU y de ella dependen sus soluciones. Las primarias de Madrid así lo prueban. Ha bastado un procedimiento adecuado e innovador, ideas claras y personas solventes para suscitar atención y entusiasmo en una Izquierda Unida, justo es reconocerlo, que pasa por dificultades electorales no pequeñas. Hay que subrayar que los ataques a las candidatura, especialmente a Tania, han sido infames y que se notaba muy fuertemente el “fuego amigo”. Atrás han quedado las teorías  conspiratorias, el recurso a los enemigos internos y externos y lo que ahora queda como lección fundamental es que Izquierda Unida tiene futuro, un enorme potencial político y electoral si, y solo si, es capaz de autorreformarse y realizar los deberes que se vienen posponiendo desde hace mucho tiempo.
Para que IU tenga futuro, a mi juicio, es necesario tener algunas ideas claras, transformarlas en propuestas y llevarlas a cabo con eficacia. IU tiene capacidad sobrada para ello y hay una amplísima demanda en su base social y en su base electoral. El objetivo es claro: convertirse en una fuerza política determinante en el cambio histórico que se ha abierto en España. Como lo diría Anguita:  convertir la brecha que ha abierto Podemos en un inmenso agujero donde quepa un proyecto autónomo de izquierdas.
Quizás, la primera idea tiene que ver con el tono vital y con el estilo de hacer política. IU debe de sintonizar con los deseos de cambio que hay en la sociedad y con las nuevas generaciones que están haciendo su propia experiencia política. Desde las elecciones europeas IU aparece

domingo, 30 de noviembre de 2014

Por Tania, por Mauricio


Está siendo una demolición planificada y sistemática. No hay piedad ni pausa. A Tania Sánchez se le ha acusado de todo o casi todo, se le ha injuriado, calumniado, insultado para apartarla como candidata de Izquierda Unida a la Presidencia de la Comunidad de Madrid. El asunto no tiene demasiada lógica. Estamos hablando de una formación política que está electoralmente en horas bajas y que aparece en las encuestas en 4º o 5º lugar. Se podría decir que se trata de un “ataque en diferido” que busca perjudicarla sin reparar en medios. Aun así, lo que más ofende a la razón es la “normalización” del machismo como instrumento político.
Algunos medios han hablado de “fuego amigo”, es decir, que una parte de las acusaciones y dossiers falsos han salido de la propia IU. Esto no me lo puedo creer.  Estoy convencido que desde una organización de izquierdas y democrática no se puede demonizar a una compañera que, guste más o guste menos, representa a una parte sustancial de nuestra organización. Más bien entiendo que estamos ante una ofensiva mediática mal conducida por la dirección de IU de Madrid. Hay que recordar que las primarias son solo eso, primarias. Modificar unas reglas del juego aprobadas legítimamente a unos días de la votación, dice pocas cosas honorables de una mayoría que desde hace años está sobrepasada por la realidad. Las primarias que se aprobaron estaban abiertas a simpatizantes; éstos tenían que cumplir unos determinados requisitos y, lo que no se puede, a estas alturas, es impugnarlos por sospechas nunca concretadas donde lo singular se convierte en categoría.
Los trabajadores y trabajadoras, las gentes de IU han tenido siempre mucho olfato. A esto se le llamó en otros tiempos instinto de clase. La pregunta que habría que hacerse es la siguiente: ¿por qué atacar con tanta crueldad y ensañamiento a una candidatura de una fuerza política que, aparentemente, no es alternativa de poder en Madrid? La derecha económica, política y mediática lo tiene claro. Tania y Mauricio pueden ser alternativa de gobierno en la Comunidad y en el Ayuntamiento de Madrid. Esto es, en puridad, lo que aporta esta candidatura. Tania y Mauricio salen, no para ganar unas primarias internas en una formación como Izquierda Unida, sino que son una candidatura para ganar Madrid. Eso supone, al menos, dos cosas: confianza en el potencial de Izquierda Unida y voluntad de ser mayoría en la sociedad y en las instituciones. 

viernes, 21 de noviembre de 2014

Un nuevo comienzo de Izquierda Unida



 

Para Silvia Medina, 
con el corazón partido
                                                                             Siempre hemos estado ahí y queremos ser protagonistas y actores principales en la tarea colectiva de construir un Nuevo Proyecto de País. Así se podría definir el último Consejo Federal de Izquierda Unida. Cayo Lara ha cumplido con lo que esperábamos de él, político limpio y al servicio del proyecto histórico que la IU de Julio Anguita ha defendido desde hace tres décadas: reconocer la nueva situación del país y dar paso a una nueva generación que ya es hoy mayoritaria en la organización. Alberto Garzón es la cara, los ojos y la inteligencia de un proyecto colectivo que, como pronto se verá, es hegemónico en Izquierda Unida.
IU no es ni la izquierda de Podemos ni parte del bloque anti Pablo Iglesias que los poderes están organizando en nuestro país. Julio Anguita, con su lucidez acostumbrada, ha venido insistiendo mucho sobre una idea: Podemos ha abierto una grieta y nosotros queremos convertirla en una fractura del régimen borbónico en proceso de restauración. Queremos ser alternativa, no alternancia y queremos converger con todos aquellos que quieren ir a un proceso constituyente que, a nuestro juicio, debe de ser una revolución democrática que haga a nuestro pueblo protagonista de su destino.
IU es necesaria. Se puede decir que ahora más necesaria que nunca, más allá de las encuestas y de los más o menos previsibles malos resultados electorales. Lo decimos con humildad pero con mucho coraje moral: sin IU, sin sus hombres y mujeres, sin sus cuadros y su organización no habrá cambio verdadero en España. Eso lo sabe Pablo Iglesias y lo sabe Alberto Garzón.
Somos, entre otras muchas cosas, una memoria colectiva. Nuestra patria tiene una segunda oportunidad: poner fin a un régimen oligárquico, autoritario y profundamente antinacional que nos ha gobernado secularmente. La crítica a la transición tiene que ver con esto. El PSOE fue siempre la restauración de ese régimen. Nunca lucho en serio por un cambio real en el país Nosotros queremos construir un bloque democrático y popular capaz de cambiar la política desde la raíz, democratizar el poder económico y asegurar la independencia de nuestra patria.    SEGUIR LEYENDO ---->